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Musa

Todas las palabras tienen una misma fuente,
nacen en tus ojos y mueren en tu boca.
Todas mis historias son como un círculo,
trazado alrededor de la luz de tu sonrisa.
Todos mis versos nacen tras mis párpados,
cuando cierro los ojos y evoco tu belleza.
Todos los héroes, las batallas y las gestas
se entretejen inútilmente para perpetuar lo que está muerto;
un amor que pasó como un sueño en primavera,
el recuerdo dulce de un beso en una plaza,
el calor de tus labios bajo el brillo de las llamas,
la esperanza de encontrarte en los años de tu ausencia,
el desengaño constante de tu pertinaz indiferencia,
el dolor de reencontrarte y ver que cambió todo,
excepto que yo sigo no siendo el hombre para vos.
Cirano, al menos, tenía el consuelo de su inapropiada anatomía. Yo tengo que aceptar que , simplemente, no fuiste hecha para mí.