Vestida de Lluvia.
¿Dónde estás ahora, que la lluvia gris se precipita?
¿Cómo ver tus ojos tras los muros de neblina?
¿Cómo no extrañarte si es tan triste la mañana
y por qué las nubes traen tu nombre en su color?
Amaneció gris la mañana, de brumas sombría
y con los hilos del agua se entretejió una cortina.
Bajo cielos tan hostiles marchás lejos y sola
vistiéndote de lluvia, lluvia fría y sin color.
Es como de plata el agua así en tus hombros,
las gotas reflejando la luz de tu sonrisa,
y así marchás hermosa por sendas acalladas,
con miles de diamantes cayendo alrededor.
Y pensando en vos parece que no es triste la mañana,
que el viento trae sonidos parecidos a tu voz
y así te siento cerca. Tras la bruma extraviado
está este poeta, que está pensando en vos.
Por donde anda tu sonrisa.
Hoy te miro con los ojos agradecidos,
pues siento que tu belleza fue hecha para mí.
No para que la posea, ni para que sea su dueño,
no porque esté destinada a que yo la contemple,
sino porque entre las muchas misiones que ha de cumplir tu sonrisa
una de ellas es sin duda iluminarme a mí en este momento.
Quisiera que sea para siempre,
pero sé que todo lo que pido no es más que un capricho.
Tal vez pases como una lluvia, para ayudarme a renacer.
Quizás te quedes para que en verdad pueda vivir una nueva vida.
Yo no pido nada, por más que desee mucho,
pues lo que ya tengo es demasiado,
aunque tal vez no tenga nada.
Me cosuela pensar que tal vez, solo tal vez,
este amor que nace sea tan bueno para vos
como lo es sin dudas para mí.
Sería hermoso dar tanta dicha
sin haber hecho nada.
Quiero emprender la aventura de conocerte,
quiero caminar por la senda que lleva a tu felicidad,
aunque tal vez no sea digno de caminar por ella…
Solo sé que si vos me abrís la puerta, debés tener una razón
aunque yo no la entienda.
No sé si es mucho lo que puedo ofrecer,
pero sé que hay un par de cosas buenas dentro mío,
algunas confusas y difíciles,
y muy pocas malas:
Siento que la maldad no puede florecer
por donde anda tu sonrisa.
Quien desea amarte hoy es alguien distinto
a quien vos comenzabas a conocer,
pues tenés que saber que, sin quererlo,
me estás mejorando.
O mostrándome que, en realidad,
yo era un poco mejor.
No puedo prometerte felicidad,
pero puedo prometerte compañía.
No sé si vendrá con regalos
o con tristezas el futuro,
solo sé que tan malo no puede ser
si nos encuentra, como hoy, juntos.
Espero que te alegre saber
que con mis defectos,
con mis virtudes,
con mis rarezas,
y sobretodo con mi amor,
yo estoy a tu lado.