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Vuelo

Algún fracaso banal, de esos que uno enfrenta día a día, fue para él la gota que rebalsó el vaso. Caminó con apatía hasta la costa, hasta una de esas playas donde el acantilado termina sobre unas duras piedras que en la marea alta acaricia el mar. Seguía, sin saberlo, las luces de las estrellas.
Había sido un hombre adepto a la filosofía. Más de una vez se había encontrado a sí mismo recorriendo sendas extrañas del pensamiento, cuestionando el carácter real de la propia realidad. Como el chino intrigado por el sueño de la mariposa, él mismo había desconfiado más de una vez de las señas de sus sentidos. Su película preferida era Matrix, no por los efectos especiales, sino por la idea de que podía haber un Mundo detrás del mundo.
Enfrentó el precipicio sin miedo y se dio cuenta de que muchas veces a lo largo de su vida había soñado exactamente con ese momento. Sintió el viento que agitaba sus cabellos y el sabor a mar que lo inundaba hasta los pulmones. Dedicó un momento a pensar en todas las fantasías de su vida, a los sueños de la niñez que, por años y años, se habían escondido detrás de una cortina de falso olvido. Sonreía, sin saber por qué.
Miró la ciudad que más al sur se adentraba en el mar para alcanzar el extremo del cabo. De noche siempre le había parecido que el océano y el cielo se unían en una misma densa oscuridad y que las luces de los edificios flotaban en medio de la nada. Una ciudad entre las estrellas.
Miró hacia el horizonte y dejó que la oscuridad se le metiera por las pupilas hasta llegarle al pensamiento. Acalló todas sus ideas, flexionó sus piernas…

…y saltó.

Vió como la pared del acantilado pasaba veloz ante sus ojos, como se acercaban las rocas del fondo y pensó que eso era la libertad. Se dio cuenta de que era cierto: la realidad no es tan dura ni estricta como parece. Su alma, eterna y antigua como el más viejo de los soles, decidió rebelarse al fin y escapar de los condicionamientos que impone el mundo. Con un esfuerzo enorme, curvó su cuerpo para quedar mirando al cielo, y con los ojos fijos en una estrella lejana, finalmente lo hizo…

… empezó a volar, y se alejó hacia el horizonte, sin que nadie lo viera.